Los servicios de asistencia domiciliaria no solo intervienen cuando la dependencia ya se ha establecido, sino que también juegan un papel fundamental en su prevención. Mediante programas preventivos, ejercicios físicos adaptados, apoyo nutricional y otros servicios, se busca retardar o minimizar la pérdida de autonomía de las personas mayores.
Estos programas promueven hábitos de vida saludables y fomentan la participación activa de los usuarios, contribuyendo a mantenerlos activos e independientes durante más tiempo. Esto no solo tiene un impacto positivo en su calidad de vida, sino que también puede reducir la necesidad de cuidados más intensivos a largo plazo.